Microservicios vs monolitos: cuándo migrar Cuando tu software crece, un monolito puede volverse lento y complicado de cambiar. Los microservicios prometen autonomía, despliegues más rápidos y mejor escalabilidad, pero añaden complejidad operativa. En este artículo te explico, de forma clara, cuándo vale la pena migrar y cómo empezar sin perder la estabilidad del sistema.
Cuándo plantearlo El equipo crece y cada función necesita despliegues independientes. Surgen cuellos de botella de rendimiento en módulos concretos. La escalabilidad horizontal es necesaria para atender picos de demanda. La base de código es difícil de mantener y los tiempos de entrega se alargan. Se busca aislamiento de fallos o cumplimiento de normativas con límites de datos. Ya hay contenedores, orquestación y CI/CD; se quiere avanzar hacia mayor autonomía de servicios. Cómo hacerlo de forma gradual Empieza con un monolito modular y límites claros de responsabilidad. Define contextos limitados (bounded contexts) y contratos API estables. Identifica servicios candidatos por independencia de cambios y por separación de datos. Diseña una ruta de migración que permita coexistir monolito y servicios nuevos. Añade una capa de orquestación y una de observabilidad: logs, métricas y trazas. Prueba con contratos de servicio y pruebas end-to-end para evitar regresiones. Ejemplo práctico Una tienda en línea crece y el equipo decide separar los módulos de pedidos, inventario y pagos. Cada módulo tiene su propio servicio y base de datos. El sistema continúa funcionando durante la migración y, si falla un servicio, el resto sigue operando.
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